lunes, 14 de abril de 2025

"El Alabado" un eco de siglos en Jalisco

 Como muchas otras expresiones de devoción popular, "El Alabado" ha tenido su historia llena de altibajos. Durante los siglos XIX y XX, la jerarquía católica lo miró con recelo, no con la intención de destruirlo, sino más bien de "ponerlo en orden" y adaptarlo a una versión más purista de la doctrina católica. Querían asegurarse de que su entonación dependiera de su control. Pero, ¡sorpresa! "El Alabado", junto con otras tradiciones como los "Incendios" o Altares de Dolores, ha resistido y ha llegado hasta nosotros.


Este canto es un tesoro cultural que Jalisco comparte con otros estados de México, especialmente aquellos que alguna vez formaron parte de la Nueva Galicia y estaban bajo la Real Audiencia de Guadalajara. Aunque se le atribuye a fray Margil de Jesús (1657-1726), su musicalidad y narrativa nos hacen pensar que sus raíces podrían ser aún más antiguas, incluso anteriores a la conquista. Es posible que "El Alabado" haya cruzado el Atlántico con los europeos en los siglos XV y XVI, y por eso encontramos en sus letras ecos de leyendas medievales sobre la Pasión de Cristo, como el Santo Grial, y algunas frases que parecen venir de rituales paganos.

La versión que te compartimos es la que se canta en los Valles de Jalisco, y es una de las más largas. En esta región, municipios como Magdalena, Amatitán, San Juanito de Escobedo y Tequilia son lugares donde esta tradición sigue viva y bien arraigada. "El Alabado" es como un tropario bizantino que narra la Pasión de Cristo y su conexión con la Eucaristía, y se utiliza especialmente durante la Semana Santa.  Se canta para acompañar a los difuntos, para iniciar las labores del campo y a modo didáctico.

En Magdalena, este canto cobra un significado especial, ya que allí se venera al Señor Milagroso, una hermosa escultura de madera de un Cristo crucificado que es un poco más grande que la vida real. Según documentos antiguos de la parroquia, en 1671, ¡sudó gotas de sangre! Gracias al incansable esfuerzo de Monseñor José Ordaz, "El Alabado" ha vuelto a ser entonado en su santuario por los portadores de la tradición.

La versión de Magdalena tiene dos formas de cantarse: el "mozo" y el "ladino". La que te presentamos a continuación es el arreglo del "modo mozo", creado por Sinué Martínez Jiménez, director del Ensamble Azomalli, basado en la interpretación de Jesús Manuel Valdez Guzmán y José Julio Parada Talamantes, quienes son portadores de esta hermosa tradición.

En esta versión, no hay coro que repita las frases, y se canta de manera "rezada", lo que es otra característica del canto en los Valles de Jalisco. Esto nos habla de su profunda conexión y antigüedad en la región, ya que puede interpretarse de diversas maneras, incluso de forma dramatizada.

Este video fue grabado por Lizette Alejandra Paredes en el Museo de las Artes Populares de Jalisco el 8 de abril de 2025, durante un ensayo del Ensamble Azomalli que coincidió con la apertura del "incendio" o Altar de Dolores. ¡Te invitamos a hacer clic en el siguiente enlace para escucharlo!

https://youtu.be/v5dBZKF2pUM?si=M-_cAaCzqXNbrNvD