Hace 483 años, un grupo de conquistadores luchaba por establecerse en una
tierra ajena. Cansados de batallar y teniendo al frente a Doña Beatriz
Hernández que, con firmeza logró convencerlos de que Guadalajara, la que hoy
conocemos, debería permanecer donde está. Esta historia nos la cuenta Tello,
quien escribió sobre esos eventos casi un siglo después.
El grupo fundador necesitaba utensilios básicos
para sobrevivir. Las vasijas de metal, madera y las pocas de cerámica que
habían sobrevivido a las dificultades del viaje y las batallas anteriores, como
la de Tetlán, eran esenciales. Los utensilios no solo servían en la vida
cotidiana, sino que también representaban el estatus social y la comodidad que
los nuevos habitantes buscaban.
Es probable que los primeros europeos no se
hayan complicado y usaran las vasijas de cerámica que los pueblos originarios
les proporcionaron. Los alfareros no tardaron en asentarse utilizando la misma
tierra de los pueblos indígenas para crear nuevas formas y estilos, combinando
técnicas del Viejo Mundo con los materiales de la nueva tierra. Así, nacieron
piezas que reflejaban la fusión cultural.
Guadalajara dio su nombre a una cerámica que,
con el paso del tiempo, se destacó por reunir influencias del Oriente lejano,
el Medio Oriente y las tradiciones hispanas, pero con los materiales
autóctonos. La loza de Guadalajara era fina, casi como porcelana, y elegante
como todo lo tapatío reflejando la esencia de la ciudad. Sus diseños, en tonos
de amarillo-ocre, negro y azul, presentaban escenas cotidianas, flores,
animales y los escudos de las familias tapatías. Compitió en un tiempo con la afamadísima
cerámica de Tlaquepaque y Tonalá.
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Cremera de Loza de Guadalajara. Anónimo. S.F. Museo de las Artes Populares de Jalisco |
Sin embargo, la
loza dejó de producirse. Pasó de moda entre las élites tapatías y jaliscienses.
Como ocurre con muchas tradiciones, lo que era exclusivo de las clases altas
luego se extendió a las clases medias que querían destacarse. Finalmente, la
loza perdió su popularidad.
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Plato cafetero manufacturado en Loza de Guadalajara. Anónimo. S.F. Museo de las Artes Populares de Jalisco |
Hoy en día, un delicado
juego de cafetera y tacitas, que representa la esencia de esta tradición, se
conserva en el Museo de las Artes Populares de Jalisco. Su delicadeza recuerda
a la porcelana que marcó una época de prosperidad para Guadalajara. En 2025,
esta ciudad cumple 483 años de existencia, y su historia sigue viva en cada uno
de estos objetos.
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Loza de Guadalajara. Anónimo. Sin fecha. Museo de las Artes Populares de Jalisco. |
Biblioigrafía:
Gonzalez Escoto, Armando et Ortiz Minique, Yvette "Artesanías una fusión de vida y cultura" Instituto de la Artesanía Jalisciense, 1ra. edición, Guadalajara, Jalisco, 2009.
Enciclopedia temática de Jalisco, t. VII, Gobierno de Jalisco, 1992.