viernes, 21 de febrero de 2025

"ROJO COBRE" DE TERE DURÁN

De entre las obras que se exhiben en el Museo Regional de la Cerámica en Tlaquepaque, hay una que siempre ha llamado mi atención - una de tantas que lo hacen-.  Es una vasija de un color rojo óxido con los esmaltes que caen como si estuvieran derritiéndose.  El color y el terminado dan la sensación de una pieza que casi pudiera ser de vidrio o ámbar.


La pieza tiene por asas un par de colibrís de cada lado.  De un lado sus picos se tocan y del otro están a punto de hacerlo.  Pareciera que una suerte de hechizo los detuvo en esa posición en esa pieza única contra el fondo blanco del muro.



No conocía el autor -autora  en este caso- hasta que llegó a mis manos uno de tantos textos que acerca de las artes hablan de Jalisco y ahí estaba la fotografía de la vasija en cuestión con su autoría y esta leyenda: "Florero rojo con asas en forma de ave. Cerámica alta temperatura esmaltada. Teresa Durán. Tonalá" en el libro "Artesanías una fusión de vida y cultura" (Jalisco, 2009).

Entre averiguaciones de aquí y allá pude contactara la autora y me habló de ella.  "Rojo Cobre" se llama la pieza y participó en la edición de 1979 del Premio Nacional de la Cerámica obteniendo el segundo lugar en la categoría de Cerámica Contemporánea.

Teresa Durán Sandoval
Foto tomada de:
https://herenciamilenaria.com/maestros-artesanos/teresa-duran-sandoval/


Me enteré además, a través de ella y del texto en cuestión, que el Museo Regional de la Cerámica fue la primera sede del Premio Nacional de la Cerámica y que, en esa edición, la de 1979, le dieron a ella, Teresa Durán Sandoval, el segundo lugar porque el esmalte "escurre y no estaba esmerilada". 



Teresa Durán estuvo muy cerca de Jorge Wilmot y su obra nos recuerda un poco a las de él. Por cierto, en esa misma sala, a no más de 3 metros de "Rojo Cobre" hay una obra de Wilmot muy de verse.  
Teresa Durán me comentó también que la Casa Museo López Portillo fue alguna vez sede del Premio Nacional de la Cerámica y después se mudó al Refugio de nuevo, en Tlaquepaque.  

La Casa Museo López Portillo fue alguna vez sede del Premio Nacional de la Cerámica
Está ubicada en Liceo 177 esquina con San Felipe en el centro de Guadalajara
Foto tomada de https://www.instagram.com/tequiero.guadalajara/p/CwWi9KdJZWJ/?img_index=1

Mientras tanto, el fuego que solidificó la obra de Teresa Durán Sandoval "Rojo Cobre" parece nunca detenerse en la Sala VIII del Museo Regional de la Cerámica ubicado en la Calle Independencia esquina Alfareros en Tlaquepaque, Jalisco.




"Rojo Cobre de Teresa Durán Sandoval
Segundo Premio en Cerámica Contemporánea 
Premio Nacional de la Cerámica 1979
Museo Regional de la Cerámica

jueves, 13 de febrero de 2025

Loza extinta para celebrar a Guadalajara

 

Hace 483 años, un grupo de conquistadores luchaba por establecerse en una tierra ajena. Cansados de batallar y teniendo al frente a Doña Beatriz Hernández que, con firmeza logró convencerlos de que Guadalajara, la que hoy conocemos, debería permanecer donde está. Esta historia nos la cuenta Tello, quien escribió sobre esos eventos casi un siglo después.

El grupo fundador necesitaba utensilios básicos para sobrevivir. Las vasijas de metal, madera y las pocas de cerámica que habían sobrevivido a las dificultades del viaje y las batallas anteriores, como la de Tetlán, eran esenciales. Los utensilios no solo servían en la vida cotidiana, sino que también representaban el estatus social y la comodidad que los nuevos habitantes buscaban.

Es probable que los primeros europeos no se hayan complicado y usaran las vasijas de cerámica que los pueblos originarios les proporcionaron. Los alfareros no tardaron en asentarse utilizando la misma tierra de los pueblos indígenas para crear nuevas formas y estilos, combinando técnicas del Viejo Mundo con los materiales de la nueva tierra. Así, nacieron piezas que reflejaban la fusión cultural.

Guadalajara dio su nombre a una cerámica que, con el paso del tiempo, se destacó por reunir influencias del Oriente lejano, el Medio Oriente y las tradiciones hispanas, pero con los materiales autóctonos. La loza de Guadalajara era fina, casi como porcelana, y elegante como todo lo tapatío reflejando la esencia de la ciudad. Sus diseños, en tonos de amarillo-ocre, negro y azul, presentaban escenas cotidianas, flores, animales y los escudos de las familias tapatías.  Compitió en un tiempo con la afamadísima cerámica de Tlaquepaque y Tonalá.

Cremera de Loza de Guadalajara. Anónimo. S.F.
Museo de las Artes Populares de Jalisco


Sin embargo, la loza dejó de producirse. Pasó de moda entre las élites tapatías y jaliscienses. Como ocurre con muchas tradiciones, lo que era exclusivo de las clases altas luego se extendió a las clases medias que querían destacarse. Finalmente, la loza perdió su popularidad.

Plato cafetero manufacturado en Loza de Guadalajara. Anónimo. S.F.
Museo de las Artes Populares de Jalisco


Hoy en día, un delicado juego de cafetera y tacitas, que representa la esencia de esta tradición, se conserva en el Museo de las Artes Populares de Jalisco. Su delicadeza recuerda a la porcelana que marcó una época de prosperidad para Guadalajara. En 2025, esta ciudad cumple 483 años de existencia, y su historia sigue viva en cada uno de estos objetos.


Loza de Guadalajara.
Anónimo.  Sin fecha.
Museo de las Artes Populares de Jalisco.

Biblioigrafía:

Gonzalez Escoto, Armando et Ortiz Minique, Yvette "Artesanías una fusión de vida y cultura" Instituto de la Artesanía Jalisciense, 1ra. edición, Guadalajara, Jalisco, 2009.

Enciclopedia temática de Jalisco, t. VII, Gobierno de Jalisco, 1992.