-No había nada en el mundo. Es difícil imaginar que no había nada. No había color, ni montañas, ni cielo, ni
agua, ni nubes. Solo Él y con el batir
de sus alas le seguía una infinidad de ángeles.
Como una brizna de fuego surcaba la oscuridad rasgándola. Y luego todo Él (su amor) explotó de tanto
serlo y se creó el mundo. Tomó entonces
el polvillo que surge de las primeras lluvias. El polvillo que flota en el aire
húmedo y a la luz de las estrellas le dio un ánima y le sopló su vida y fue
creado Adán y con él Eva-
Así recuerdo como mi abuela materna Amparo Leal, me contaba la Creación y luego, extendiendo los brazos me contaba para explicarme como
existía el mundo:
-Él extendió su tienda de color azul (y levantaba
los brazos al cielo) y puso en ella una salpicadura de estrellas (y como si
empuñara un pincel aventaba chorros de pintura) y al sol y a la luna a sus horas. Hizo bajar el agua de los cielos y los mares
llenaron las cañadas. Luego nos vió a
nosotros y nos habló y se hizo un jardín para Él solo y donde habitáramos
todos. Levantó una torre como un
castillo en medio y desde ahí la
cuidaba. Es tanto su amor que nos la
dejó en encargo. Pero su jardín ha dado
frutos amargos porque ha tenido malos administradores y malos capataces. Aún así espera con paciencia eterna que todo
florezca como Él quiere-
Luego, sin mediar palabra me hablaba del “Cíclope”
pero no era el Cíclope heleno. Este era
un ser hecho de barro casi como una persona pero no tenía alma ni podía
hablar. Se había hecho por manos de
hombres para proteger el jardín del Creador.
Como era de barro húmedo podía tomar la forma que se le pidiera o la que
le conviniera. A veces un gato, un perro
o una persona pero sin alma porque espíritu, si tenía, era el espíritu que solo le podía transmitir
el hombre usando el Nombre del Creador.
Golum se llamaba y cuando aparecía como hombre parecía que solo tenía un
ojo por que tenía una sola ceja, pero no hablaba.
Al solo mencionar su nombre aparecía entre las
vasijas de la cocina. En las ventanas aunque
estuvieran tapiadas o cerradas o se oían sus pasos por los tejados y los
techos. La vida del Golum era fugaz como
la vida del hombre. Porque el hombre
tiene espíritu, chispa divina, pero esa chispa divina no es bastante ni
suficiente para darle la vida entera a otro ser vivo del modo en que el Creador
lo hizo.
El Golum solo obedecía órdenes pero era muy
tonto. Todo se le tenía que pedir por
escrito o decírselo directamente a la cara pero, para que obedeciera había que
escribirle la Verdad en la frente y luego, en un papelito, se escribía la orden
de lo que iba a hacer. Pero había que
tener mucho cuidado. Una vez una mujer,
desesperada por una sequía, le escribió “Trae agua del río” y el Golum
rápidamente buscó el río caudaloso más cercano y cavó una zanja que desvío el
río hasta inundar el pueblo. Los hombres
entonces buscaron desesperadamente al Golum y tuvieron que escribir en un papelito que le pusieron en la boca (otros dicen que fue en la nariz) que se detuviera para evitar mayores desastres.
El Cíclope también defendía a su gente pero, al
pedírselo había que darle una lista con los nombres de aquellos a los que debía
defender y otra lista de los que podían ofender. Así que en las listas se tenía que poner: “Cuidar vida, hacienda, cosas, familia y
trabajo de Fulanito de Tal que vive en tal lugar y su esposa se llama Manganita
de Tal con hijos de nombre Perenganito y Sutanito que viven en la casa roja de dos plantas
cercana a la plaza principal porque Periquillo Malatesta….” Y así tenía que ser
la orden muy específica.
Golum era tan parecido a nosotros que si te lo topabas en la calle no veías diferencia contigo o con otros y otras. Porque a veces era hombre o mujer. Lo más raro era que no te saludaba (y se llevaba un dedo a la boca en señal de silencio y cerraba los ojos). Cuando no sabías de Golum te asustaba porque sabías que te habías encontrado con algo extraño que no tenía espíritu.
Golum era muy fuerte pero también se detenía si se
le cubrían los ojos porque lo que escuchaba le confundía y no muy pocas veces,
cuando le cubrían los ojos, caía estrepitosamente y hubo veces en que mató o lastimó por
accidente a algún caminante o vecino que se topó con él mientras traía los ojos
cubiertos.
El Cíclope solo podía vivir con palabras ya sea que
se las escribieran (aún la recuerdo haciendo una señal con mano derecha como
empuñando una pluma escribiendo en el aire) o que se las dijeran de buen
modo. Con santo y seña porque si no se
equivocaba. Un día se juntaron todas las
familias y principalmente las mujeres porque los hombres no dejaban en paz a
Golum. Lo traían de allá para acá, de
arriba abajo cumpliendo las labores que los hombres debían hacer y donde hay
flojos se trabaja doble. Los contratos
se cerraban mal, las tierras se habían cultivado de manera deficiente y Golum era malo para leer así que los maestros
y licenciados enseñaban mal. Entonces la
junta decidió que Golum debía ser guardado en una enorme caja de madera y que
sólo la Junta podría pedir su ayuda si
se veía en peligro.
![]() |
El Golem en la leyenda judía fue un ser creado por uno o varios rabinos. |
Fue entonces cuando, entre lágrimas, Golum se sentó por última vez
entre todos. De alguna forma era su
creación, todos lo querían, todos tenían una historia que contar con él. Como áquella vez que otra mujer desesperada
le escribió: “Traéme a mi hijo de las orejas” porque se le había perdido y
Golum desesperado iba casa por casa preguntando a los moradores si conocían al
hijo de la Señora “Orejas”. De todos
modos el hijo apareció.
Así, esa tarde, se votó para que un anciano, uno
solo, escribiera sobre la frente de Golum la palabra “muerte” y cuando se
acercaba, su mujer le dijo que no la escribiera sobre la frente sino que la
escribiera sobre un papel y se la pegara en la frente porque, al pasar del
tiempo, la palabra se haría dura y difícil de quitar. Cuando le pusieron el
papelito en la frente, Golum se desplomó ante todos, lo metieron en la caja y
le pusieron llave. Lo querían subir a un
ático pero luego decidieron que mejor sería meterlo en un sótano y le dieron la
llave de la caja al hombre más confiable de la Junta.
Dicen que Golum sigue guardado en su enorme caja en
algún sótano de algún lugar que se ha olvidado. El prohombre que guardaba la llave la perdió
en un naufragio pero, con todos estos años que han transcurrido, la madera que cubre al Cíclope o Golum debe
estar ya vencida. Solo será cuestión de
toparse con él y quitarle de la frente el papelito que dice “muerte”.
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